El descenso de Camboya a la autocracia exige una respuesta audaz de la UE

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Camboya, una vez una nación de esperanza y resistencia, ahora se está deslizando rápidamente en una autocracia arraigada bajo el régimen de Hun Manet.
La situación, que se ha deteriorado constantemente desde la disolución del Partido Nacional de Rescate de Camboya en 2017, ahora exige una atención internacional cercana para ayudar a restaurar la gobernanza democrática y proteger los derechos humanos. A medida que Estados Unidos se desvía hacia las políticas cada vez más aislacionistas, es hora de que Europa intente y llene este vacío.
En los últimos años, cientos de activistas y defensores de los derechos humanos han sido encarcelados, los líderes de la oposición y la sociedad civil han sido obligados al exilio, las ONG internacionales han sido expulsadas del país y se han silenciado los medios de comunicación independientes.
Las elecciones de 2023, organizadas sin oposición reconocida y ampliamente condenadas como ejercicios simulados en legitimidad, solo han profundizado la diapositiva de la nación en una dictadura hereditaria, reemplazando al ex comandante senior de Khmer Rouge de larga duración, Hun Sen, con su hijo, Hun Manet.
Estas acciones no solo han desmantelado las instituciones democráticas de Camboya, sino que también envalentonaron el régimen en Phnom Penh para perseguir a sus críticos en el país y en el extranjero, como se ejemplificó trágicamente por el asesinato del ex legislador de CNRP Lim Kimya en Bangkok a principios de este año.
La decisión de la administración Trump de congelar USAID ha dejado un agujero en muchos programas en el sudeste asiático, incluidos los esfuerzos de desminación de Camboya. Junto con la guerra arancelaria en curso entre Estados Unidos y China, Estados Unidos se está retirando constantemente, dejando la región abierta a la influencia de China.
En última instancia, esto podría significar menos escrutinio de casos de retroceso democrático, abusos de los derechos humanos y represión transnacional mediante la floreciente autocracias.
La Unión Europea, durante mucho tiempo, un faro de valores democráticos y derechos humanos, tiene la oportunidad de dar un paso adelante con medidas concretas para contrarrestar esta tendencia alarmante y defender la incipiente democracia de Camboya.
Una resolución reciente del Parlamento Europeo, que exige una revisión de los privilegios arancelarios de Camboya bajo el esquema de todo menos armas (EBA) y sanciones contra figuras clave en el régimen, es un primer paso importante. Pero aún hay más por hacer.
Seguridad de los actores de la sociedad civil no negociables
En 2020, la UE se comprometió a "si no hubiera mejoras significativas, la UE está lista para iniciar el procedimiento para la retirada temporal de las preferencias arancelarias restantes" para Camboya. La situación solo ha empeorado desde entonces.
La Comisión debe mantener su promesa de 2020 suspendiendo completamente el esquema de comercio EBA para Camboya. Al suspender estos privilegios, la UE puede enviar un mensaje claro: la cooperación económica depende del respeto por los derechos humanos y la gobernanza democrática.
Esta medida subraya el principio de que mejorar los derechos humanos y salvaguardar las libertades de la sociedad civil sigue siendo la base de la cooperación económica, el comercio y la inversión.
Las sanciones de visa específicas y las congelaciones de activos también son herramientas en el arsenal de la UE. En 2021, la UE impuso sanciones dirigidas a cuatro individuos rusos para los abusos de los derechos humanos. Fueron acusados de arrestos y detenciones arbitrarias de los miembros de la oposición, incluidos Alexei Navalny y manifestantes pacíficos, y la represión sistemática de los derechos.
Como tácticas similares de arresto, exilio e intimidación son utilizados por las élites dentro de Camboya, está claro que aquellos responsables de orquestar la erosión sistemática de las normas democráticas de Camboya pueden ser responsables y deben ser responsables.
Imponer tales sanciones bajo el régimen de sanciones de derechos humanos globales de la UE no solo disuadiría más abusos, sino que también evitaría el lavado de ganancias mal obtenidas a través de canales financieros internacionales.
Igualmente preocupante es la difícil situación de personas valientes como los defensores ambientales Leng Ouch, Sovadhanak Hun, Heng Sros y Choub Sreynuth. Forzados en el exilio en Tailandia después de exponer la tala ilegal y la corrupción, estos activistas ahora enfrentan el peligro real de la repatriación y la persecución posterior.
Su seguridad no es negociable. La UE debe trabajar para proporcionar a estos defensores asilo y asegurarse de que se reasenten en países donde puedan continuar su trabajo vital libre de persecución.
He comunicado formalmente estas preocupaciones y propuestas de políticas en una carta a un alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, la Sra. Kaja Kallas, a quien espero reunirme pronto junto con representantes de la Comisión Europea, el Consejo y el Parlamento.
Subrayé la urgente necesidad de que la UE tome medidas decisivas contra las prácticas autoritarias del régimen camboyano. Tal diálogo es crucial para desarrollar una respuesta coordinada y robusta al retroceso democrático de Camboya.
Bruselas deben dar un paso adelante
La gravedad de la regresión de Camboya al autoritarismo, compuesta por sus profundos lazos estratégicos y económicos con Beijing, exige una respuesta internacional robusta y coordinada.
En ausencia de una fuerte presencia de los Estados Unidos en la región, la UE debe intensificar y llenar el vacío, liderando el camino para enfrentar las medidas represivas del régimen de HUN.
Europa ha demostrado repetidamente su compromiso de defender la democracia ante la agresión autoritaria. La trayectoria actual de Camboya no es un caso aislado: es un marcado recordatorio de que la inacción solo envalentona regímenes represivos.
La UE ahora enfrenta una oportunidad histórica para liderar con el ejemplo, para mantenerse firmemente para los valores democráticos y proteger los derechos y libertades que están bajo asalto en Camboya.
El mundo está mirando, y la historia juzgará nuestra respuesta. Asegurémonos que las acciones de la UE reafirmen nuestro compromiso colectivo con un futuro donde la democracia y los derechos humanos no solo se conservan sino que se permiten florecer.
Mu Sochua, ex político camboyano y nominado al Premio Nobel de la Paz, es presidente del Movimiento Khmer para la Democracia (KMD).