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La crisis migratoria de Europa no se trata solo de barcos, se trata de estrategia

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y de ninguna manera representan la posición editorial de Euronews.


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La crisis migratoria europea no es solo una emergencia humanitaria o un problema del control fronterizo. Es un colapso estratégico.

Desde el Canal de la Mancha hasta Lampedusa, la migración irregular continúa dominando los titulares y decide las elecciones.

La reacción previa de muchas capitales europeas fue predecible: medidas de contaminación a corto plazo, contratos de rendimiento bilateral y nuevos sistemas de procesamiento en alta mar.

Y sin embargo, el río continúa, sin cesar y escandaloso. Redes criminales que el tráfico se adapta en la vida humana. La presión pública aumenta. Y las pautas a su vez se vuelven más reactivas.

Tratar la migración como un problema independiente significa dar un punto mucho más amplio. La migración irregular es un síntoma, no la enfermedad.

El problema más profundo se lee en una política exterior europea fragmentada, la erosión del suse-gaustty estatal en los países de tránsito y la influencia generalizada de los actores no estatales malignos en el este de Libia, liderados por el Renegado General y sus patrocinadores internacionales entre ellos. La migración a los tomadores de decisiones europeos de brazos fuertes en una variedad de temas críticos, incluido el reconocimiento del régimen espezionista de Haftar con sede en Bengasi.

Puntos estratégicos ciegos

En el norte de África y más allá, estas fuerzas han rediseñado tácitamente la migración a una palanca efectiva para la presión política.

En Libia, por ejemplo, la migración irregular no solo se ha convertido en una fuente de ingresos ilegales para las redes criminales, sino también un instrumento estratégico que las autoridades usaron en el este controladas por Huttar para ejercer influencia, extraer concesiones o alterar la agenda europea.

Estas redes no funcionan de forma aislada. A menudo están integrados en las estructuras locales y disfrutan del apoyo tranquilo de los jugadores internacionales que ven una migración irregular como un chip de negociación, no un problema humanitario. Su objetivo no es estabilidad, sino palanca.

La tendencia europea a tratar con estos actores de buena fe también es preocupante, a pesar de su abierto desprecio por las normas políticas, legales y diplomáticas y los estándares éticos.

Este espectáculo se jugó completamente la semana pasada cuando una delegación de la UE fue excluida abruptamente del este de Leibyen para seguir con el protocolo diplomático establecido.

Muchos de estos grupos orientados al hábito tienen una larga hoja de rap con violaciones de derechos humanos, comportamiento autocrático y desprecio por el derecho internacional. Si bien la cooperación con tales actores puede ser tentador para que los fabricantes de decisiones políticas europeas para asegurar victorias rápidas en términos de migración y seguridad fronteriza que calmen a la audiencia doméstica, estos esfuerzos a menudo no son más que paneles de ventanas.

La razón de esto es clara: el régimen dirigido por Haftar y sus leales están perdiendo un compromiso real con los principios democráticos, la dignidad humana y la responsabilidad legal.

Ella hace su disposición a violar los derechos humanos en abusos o perseguir agendas que socavan la estabilidad regional, los hace socios poco confiables y peligrosos. Sus acciones son difíciles de predecir y sus objetivos corresponden más que a menudo a las de sus colegas europeos.

Mediante la inclusión de estas fuerzas sin requisitos previos o presión, que continúan anclando y la grave crisis humanitaria de migración se transforma en un instrumento político explotador que se usa cada vez más para chantajear y forzar a los estados e instituciones europeas.

Esto no es solo una falla de directiva. Es una vulnerabilidad estratégica. Si Europa no supera con urgencia, lo que le permite y qué términos la migración irregular no solo aumentará como un movimiento de las personas, sino como un síntoma de explotación geopolítica y trastorno estructural.

El resultado es el caos. Al igual que otros estados de tránsito, Libia lleva la tensión de esta ambigüedad política.

La migración no reguladora continúa creciendo y con trágicas consecuencias humanas. Los caminos de contrabando se expanden en el interior, mientras que los migrantes y los refugiados son susceptibles al chantaje, la violencia y la explotación.

El compromiso europeo continúa enfocándose en el control de la frontera y la externalización. Sugerencias como el modelo Ruanda reflejan el deseo de contener el problema fuera de la costa: mover a las personas y no resolver ningún problema.

Pero como hemos visto una y otra vez, tal negocio, tan políticamente útil, rara vez sobreviven al examen legal o logístico.

Lo que se necesita es un cambio en la forma de pensar, desde la reacción hasta la estrategia, desde la contención hasta la cooperación.

Reinicio de cuatro puntos

Si Europa es grave para abordar la migración irregular, cuatro cambios son esenciales.

Ducking no puede funcionar sin alternativas. Los caminos seguros, como aquellos que son pilotados por oficinas de movilidad segura en América Latina, deben replicarse en el norte de África. Estos pueden distraer a los ríos irregulares al ofrecer una entrada legal para asilo, trabajo o reasociación familiar.

Europa tiene que enfrentarse a los actores que se benefician del contrabando humano y los trastornos fronterizos como socios de seguridad.

Una ruptura limpia de las autoridades ilegítimas, como en el este de Libyen, en relación con una presión política y económica persistente sobre las estructuras estatales paralelas subversivas es la clave para proteger la soberanía estatal libia, que a su vez es esencial para restaurar la seguridad fronteriza.

Después de la parálisis del Brexit en la migración, debe terminar. En la responsabilidad común, la dignidad de retorno unilateral en el Reino Unido y los acuerdos de aprobación de la UE ayudan a reconstruir la cooperación y restaurar la credibilidad en rutas de migración legales claras.

Los programas de retorno voluntario permanecen en gran medida sometidos y subfinanciados. Europa y Gran Bretaña tienen que alinear los fondos para apoyar los rendimientos humanos, respaldados por los servicios de reintegración y están asociados con incentivos para el desarrollo para países de origen.

Un momento para la claridad estratégica

Si se supone que Europa recupera el control sobre su política de migración, primero debe recuperar la claridad en su estrategia.

Una migración irregular no es solo un movimiento de personas, sino que se refleja en cómo Europa entra en contacto con el mundo y cómo reacciona el mundo.

La solución no es acumular paredes más altas o firmar transacciones de cambio de riesgo, sino en la producción de asociaciones basadas en la responsabilidad, los intereses a largo plazo y el respeto mutuo.

El tiempo para las soluciones fragmentadas ha terminado. Lo que ahora se necesita es una visión coordinada, no una migración como una amenaza, sino como una realidad para gobernar con cuidado y humano.

Walid Ellafi es Ministro de Comunicación y Asuntos Políticos en el Gobierno Libio de Unidad Nacional (GNU).

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