Los pequeños fragmentos de contaminación plástica que se abren paso desde el medio ambiente en nuestros cuerpos se acumulan a concentraciones mucho más altas en el cerebro humano que en otros órganos, según un nuevo estudio. Los microplásticos se descomponen de los desechos plásticos y se pueden encontrar en todo el planeta, las personas consumen las partículas a través de alimentos, agua e incluso aire.